En Chile anualmente muere alrededor de un 0.5% total de la población por diversas causas, lo que significa que son cerca de 85.000 personas al año, sin embargo, de todas estas muertes, son realmente pocas las que se convierten en eventos nacionales, las que tienen cabida en las noticias, o en más de alguna hoja de diario. Aún más extraño parece, si es que hablamos de casos, tales como asesinatos, accidentes, los cuales realmente conmocionan los medios e impactan a la sociedad. Hace ya varias semanas, que se trata en los medios, el caso del asesinato Smichdt-Hebbel, que ha avanzado tanto, hasta el punto en el que ya no sólo se trata del asesinato de este joven universitario, si no que desató nuevos personajes, sorprendentes y ya no sólo es un asesinato, es una Sicópata con una larga lista de cometidos y de intentos de homicidios.
Pero finalmente da para preguntarse, ¿Es realmente tan curioso este caso, cómo para distinguirse de muchos otros y provocar una conmoción tan masiva y tener tanta repercusión? ¿Es más que nada el manejo de los medios?, ¿O acaso el interés desatado refleja una verdadera característica en la sociedad chilena? Lo único bien claro, es que todo lo que vemos y lo que nos llama la atención de esa familia, reflejará a fin de cuentas un poco de nosotros mismos.
Francisca Montecinos.
El asesinato de Diego Smichdt-Hebbel, el pasado 4 de noviembre, causó gran impacto a la sociedad chilena. Aún cuando solo sabíamos que había muerto por un disparo propinado en el cuello y que su asesino, un hombre desconocido, estaba prófugo. Las primeras escenas con las que nos encontramos, son una pareja de hace cuatro años, con sus futuros planes de matrimonio coartados por un asesinato. La victima, un joven de 25 años, titulado de ingeniería comercial, murió intentando defender a su polola, María Belén Molina, de 22 años y a la familia de ella, luego de que apareciera un tipo desconocido con un arma, intentando entrar a la propiedad. Forcejearon y el tipo le disparó dos balazos en el cuello, dejándolo gravemente herido, hasta que finalmente murió. Dos familias destrozadas y un fugitivo que atrapar.
Su captura no demoró, fue encontrado y procesado por el asesinato, pero luego de que confesara, se supo “la grande”. María del Pilar Pérez, a quién, en el barrio, también llaman “la Quintrala”, o “la víbora”, mandó a matar a su cuñado, Agustín, padre de María Belén, supuestamente por problemas de herencias. Pero el sicario que contrató para llevar a cabo su plan, José Ruz Rodríguez, de 44 años, falló en su cometido y terminó matando erróneamente a Diego. A medida que se investigaba el caso, a la Quintrala se le imputaron otros homicidios y asesinatos fallidos. De los cuales, en la mayoría, ha salido culpable.
Como primer punto, tenemos a las victimas principales de este trágico hecho, María Belén y Diego. Una pareja que no tenía nada que ver, en las riñas familiares y que ni siquiera eran el objetivo real del sicario. Fueron una bala errada, el impulso de un hombre angustiado por sus deudas, el obstáculo de una mente criminal y finalmente, las reales victimas.
La población, a través de los medios, recibió una fuerte empatía con este noviazgo juvenil, ya que no era difícil que el carácter emotivo y sentimental toque a la gente. Era un atractivo estudiante de economía; un muchacho joven que trabajaba y que además tenía una linda historia de amor, lo que de inmediato, le otorga todas las razones y el apoyo masivo de que su muerte fue totalmente injustificada. Según el sociólogo Francisco Morales, “El hecho de que la víctima sea alguien de un nivel socioeconómico mayor, lo que incluye que estudiara en la Universidad Católica, que cursara una buena carrera, que al mismo tiempo ya trabajara, son puros hechos que dan el pie, para ser considerado como una persona con futuro, una persona que le traería beneficios a la sociedad, eso pone a la gente inmediatamente de su lado y provoca el revuelo.” Este mismo año, tenemos otras historias de muerte, que han recibido harta prensa, la muerte de las niñas del Colegio Cumbres, en su gira de estudios, y estos casos se relación entre sí, aparte de que son muertes poco comunes, en el hecho de que en los tres esta involucrada gente de nivel socio económico alto, no olvidemos que el padre de Diego, Klaus Schmidt-Hebbel era un importante economista, y que al funeral de Diego realizado en la Iglesia San Francisco de Sales, llegaron importantes figuras políticas como Sebastián Piñera, Evelyn Matthei y el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma.
Esto quiere decir, a fin de cuentas, que el gran factor de emotividad con Diego Smichdt-Hebbel, fue la expectativa de vida que la gente ve en este joven universitario, con sus respectivas características económicas, sociales y políticas y si a todo esto se le suma, que murió defendiéndolos a todos, en el momento en el que José Ruz soltó esa bala, debió haber previsto, que lo que hacía, era indirectamente vestirlo de héroe.
Pero también es un caso que ha durado bastante en primera plana, por ser un caso tan completo, realmente cada vez entrega más sorpresas, nuevas pistas, nuevos personajes que entran al caso, lo que lo mantiene fresco. Los personajes involucrados, además, resultan ser muy curiosos e interesantes y al enterarse cada vez de más datos de su vida, la ansiedad aumenta, sobre ellos, los personifica, los acerca a la gente y les da la posibilidad de sentirse, en cierta forma, involucrados. Sin duda, la situación fue terrible y dentro de los factores llamativos que posee, son sus personajes, con los cuales fácilmente se puede empatizar. Porque las victimas, son demasiado victimas y la mujer sicótica y asesina, resultó ser demasiado “mala”.
La señora Gaby, florista en una tienda que se ubica justo al costado de las casas de la familia Molina Pérez, dijo ser muy amiga de la familia o al menos que se llevaba bien con todos, menos con la Quintrala, ya que era reconocida por ser muy arisca, que compartía poco en su barrio y con la familia. De hecho la mayoría de los vecinos, dicen que sólo la veían salir y entrar, generalmente con su ex pareja Julio Castillo Ex amante y actual socio de María del Pilar Pérez. Ella decía que él era su mayordomo, pero él asegura que aunque habían terminado hace poco (septiembre) seguían durmiendo juntos, tal como en la mañana del asesinato.
El hijo de la florista, José, trabajaba como chofer para Agustín Molina, cuenta que “En una ocasión la señora Pérez rompió sin motivo un furgón de Don agustín, le rompió los espejos laterales, le echó sellante a las cerraduras y le acuchilló un costado. Ella era capaz de hacer cosas como esas, siempre las hacía.”
Con todas las agresiones y daños que provocaba, se ganó el sobrenombre de Quintrala, con el que ya es conocida desde hace más de diez años, entre los vecinos del sector. Dos departamentos, justo al frente de su casa, eran de ella y los arrendaba. Cuando la gente se demoraba en pagarle, ella les cortaba los servicios básicos o los trataba mal. El mismo Luis Dimas, arrendatario de ella, quien hace once años le arrienda uno de los departamentos del edificio Seminario 96, justo al frente de su residencia, dice que «Pilar por plata es capaz de hacer cualquier cosa, pero yo no puedo creer que ella haya mandado a matar a su cuñado, porque eso sólo lo hace una persona psicopática», dijo el cantante, en una entrevista, ya que él ya no quiere referirse al tema porque dice que le pidieron reserva.
La señora Gaby, la florista, es una de las pocas personas que lleva tanto tiempo en el barrio, así que los conocía a todos y con algunos llegó a formar relaciones bastante afectuosas. Sobre todo estaba muy encariñada con María Belén y con Diego, según la florista, él era muy cariñoso y detallista. “Diego actuó como un ángel y se fue como uno. Recuerdo que él siempre, me venía a comprar flores para darle sorpresas a la Belén, era un amor de persona.”
“La vida es eso que pasa mientras haces otros planes”
“Era ambiciosa y agresiva” Así describe a la Quintrala, uno de los taxistas que lleva más tiempo trabajando en el sector, “No se preocupaba de nadie más que de ella, hasta llegar a estas consecuencias. El problema de que haya gente así, más que por ellos mismos, es por toda la gente que pueden dañar, no se imagina, como quedó de destruida su familia.” Agrega el conductor. Otro taxista que lo acompaña lo interrumpe diciendo que “Lo lamentable es que se haya descubierto que esa mujer era tan sicópata, a costas de una tragedia tan grande”
Una mañana cualquiera, de día de semana, Diego pasaba a buscar a Belén, todos los días puntual, para llevarla a su Universidad, ella también hacía su práctica de odontología, luego de eso, él se iba a trabajar, trabajaba en una AFP.
Ahora las mañanas, en la esquina de Seminario con Rancagua, son más silenciosas, de esa casa ya no sale ni llega nadie, de vez en cuando, algún conocido de la familia a retirar cosas, pero las tiendas, abren a las 10 su mayoría, y como viven varios ancianos en el sector, el ritmo se hace mas bien lento. Alguien que pasé por ahí, sin conocer nada, no notaría la ausencia de nada. Por eso es que por mucho que los medios puedan estar involucrados y por mucho que puedan involucrar a la gente, nada se compara con la real experiencia de sufrir una desventura así y por eso que de 85.000 personas que se mueren al año, sólo casos muy específicos como éste, se vuelven noticiosos, muy pocos son tan peculiares e incluyen personajes tan característicos, pero también son una muestra de la sociedad.